lunes, 15 de febrero de 2010

Un nuevo comienzo

Alemania había quedado dividida en dos partes: una ocupada por el ejército soviético, y la otra, por los ejércitos estadounidense y británicos. Al realizarse las elecciones municipales, Stalin tenía la expectativa de alcanzar un triunfo que le permitiera, posteriormente, ejercer el control de toda Alemania, pero una derrota terminó con estos planes.
A partir de esta derrota, los enfrentamientos entre los anglo-estadounidense y los soviéticos fueron cada vez más frecuentes. Los rusos comenzaron a bloquear Berlín. Los trenes no podían ingresar a la ciudad, no había posibilidad de comunicarse por medios de rutas terrestres y con el corte del suministro eléctrico el bloqueo fue total. La única posibilidad, de las potencias occidentales, de evitar el bloqueo total, era recurrir a un puente aéreo.
En 1948, las potencias occidentales reunidas en Londres, había acordado constituir un nuevo Estado, según un modelo de República Federal, en los territorios donde sus ejércitos estaban apostados.
Al año siguiente, la Unión Soviética levantó el bloqueo de Berlín. La misma quedó entonces, dividida en dos partes: una gobernada por los soviéticos y otra, por las potencias occidentales. De esta manera comenzaba la denominada “guerra fría”, llamada así porque no presentaba las características típicas de las guerras clásicas, ya que no era un enfrentamiento directo en un campo de batalla sino que la misma se daba indirectamente por diversos medios.

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